sábado, 30 de enero de 2016

Celotipía

La oficina, valle de tecnología llena de información confidencial que pasa de un lado a otro. De tras de cada montaña o dentro de una cueva está alguien transformando información, enviando, complementando o sólo tratando de entender cómo llegó hasta allí. Detrás de un valle de papeles y un computador se encontraba Heriberto. Digo que se encontraba Heriberto porque no ha llegado desde hace un mes a la oficina después de aquella trágica noche en la que su novia llegó por la noche a la oficina mientras hacíamos reportes mensuales de fin de mes a al jefe del departamento. 
La mayoría del personal hemos testificado esa noche una y otra vez, todos repasamos los hechos de aquella vez y la policía no ha dado pistas ni información el paradero de mi amigo Heriberto. 

Fue cuando empecé a trabajar hace un año. La hora de salida era a las 5 pm todos los días, pero la carga de trabajo y mi singular personalidad distraída hacía que trabajara lo doble por lo que  generalmente salía muy tarde. Heriberto tenía un horario regular, a veces salía a la hora y otras tantas se quedaba hasta la misma hora que yo. Eramos los últimos en estar en la oficina junto con los de seguridad. 

Un día necesitaba que alguien me ayudara con una firma para que el gasto de un taxi fuera absorbido por la empresa. Fui a su lugar y con la pena en mi garganta, fui y le pregunté si podría firmarme una autorización. De ahí comenzamos a saludarnos. Había veces que nos encontrabas en la cafeteria y se sentaba conmigo. En lo personal, la hora de la comida prefiero estar sola, a veces me llevo un libro, o me pongo a escuchar música para relajarme o hablar por teléfono con mi novio, pero algunas ocaciones él se acercaba a platicar. Nos fuimos haciendo amigos, mas y cada vez mas cercanos, me contaba de su novia, que la quería mucho, pero que no podía controlarla. 

El me llegó a contar que no lo dejaba ni hablar con su hermana porque se ponía celosa. Pero él la quería tanto que no podía dejarla. Le contó un día de mi. A partir de ese día mu vida cambio para siempre y la de Heriberto. Todos los días sentía que algo me perseguía, era como una mirada penetrante, pero que por mas que buscaba a mis alrededores no había nadie. 

Una tarde llegó su novia por él, entró y me saludó, sentía que ya la había conocido antes, pero como he estado en muchos lugares y siempre me conoce gente, pues no le di importancia. Parecía muy dulce ademas de guapa, su sonrisa era muy sincera que me llenaba de paz, incluso eso me hizo entender porque Heriberto estaba tan perdidamente enamorado de aquella mujer que lo celaba mucho. 

Pasaron muchos días, y comencé a enamorarme de ella, platicaba mucho con Heriberto sobre su relación y yo de la mía, pero cada vez que me contaba algo de ella parecía que me golpeaban en el estomago que me faltaba aire.  
Una noche de cierre de mes nos quedamos todos, llegó la novia de Heriberto y comenzó a hacerle una  escena de celos cuya razón desconozco, sentía como me hervía la sangre y cuando todos salimos, me fui con Heriberto. Le dije que si me acompañaba por mi carro, platicamos sobre el incidente en la oficina con su chica y el por qué la había dejado ir tan mal, discutimos, le dije que no podía tratar a una mujer así como lo había hecho, lo invite al carro, lo seduje y le di veneno que traía para las ratas que había en mi departamento. Vi como se iba su alma entre mis manos. Arranqué y me fui lo mas lejos que pude, y lo tiré en un rio. Regresé a mi departamento, me bañe y me fui a la oficina. 
 

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