lunes, 22 de febrero de 2021

Memorias de una au pair 8

La verdad no fueron tantas veces que me llevó a comer con la niña al restaurante mexicano, pero fueron pocas, acaso 2 si mal no recuerdo porque después me dijo que él pasaba y después me la dejaba, qué esto igual fue poco porque me toco la mitad del ciclo escolar. La primera vez que nos llevó a comer lo estaba conociendo porque durante el proceso del Match no lo había visto y toda la primera semana tampoco. 

El primer mes fue muy duro, tengo que contar varias anécdotas que tuve y aún recuerdo mucho, la primera fue la primera noche que nos dejaron juntos, mi host mom se había ido a una comida o cena, y los niños y yo nos quedamos despiertos, les dije que sí jugábamos a las escondidas (amo jugar a eso aún a mis 32 años cuando veo niños) y estuvimos un buen rato jugando, estábamos disfrutando jugar en donde podrían esconderse, pero llegó un  momento en el que ya había encontrado a los 2 menos, sólo faltaba el mayor, pero sí ustedes han jugado con niños, siempre andan delatando y jugando, esta ocasión no fue distinto y el mayoral ser encontrado por el de en medio, salió furioso (me dio miedo), dio unos gritos de espanto, no sabia que hacer, los menores y yo tratamos de tranquilizarlo durante un rato, porque el mayor gritaba que era la culpa del menor que lo encontráramos, de verdad estaba muy nervioso. La verdad, hasta ahorita estoy pensando en el peso del hermano mayor, yo una desconocida en su casa, si su madre o padre, no les queda más que tener confianza a un desconocido y no sólo eso, sino de seguro lo tengan muy amenazado de que a pesar de que este la nanny, él mayor tiene que cuidar a los pequeños. Nunca (exagero) me había espantado tanto pero al final todo se tranquilizó, pero me recordó a mi de pequeña gritando y golpeando todo y a mi hermano menor. Sabía que algo raro pasaba en la familia, eso no era tan normal, creo que se lo platiqué a mi ex host mom pero todo tranquilo. 

Otra anécdota del primer mes que me dolió mucho, fue cuando tuve que llevar por primera vez al la niña a su clase de taekwondo, íbamos a tiempo, llevaba mi mapa en una hoja y las indicaciones, pero todo lo vi igual las calles no tenían nada diferente, dimos vueltas y vueltas durante una 1, obviamente no llegamos y ella rompió en llanto por no haber llegado a su clase, me sentí muy mal el perderme, creo que a partir de ahí me odió o me guardó rencor. 

O el día que por primera vez se subieron conmigo al carro y yo al volante, el mayor estaba aterrado pensando que podría chocar, algo  me dijo que estaba revisando la velocidad, qué su papá le había dicho que estuviera al pendiente (eso entendí y recuerdo) supongo eso es normal. 

Me estaba acostumbrando al inglés, aunque tenía que hablar en español, ellos me hablaban en inglés, creo que me sirvió mucho hasta el día de hoy, me es más fácil escuchar una conversación o un video en internet o una película. En fin, fue un mes muy caótico, pero muy lindo, tenía muchas ganas y energía para cuidar a los niños, jugar con ellos, de verdad llegó un momento en que a pesar de ser la au pair y no ser parte de la familia, llegué a quererlos un montón. 

Cabe destacar que con el que más me llevé fue con el de en medio, jugué más con él y lo disfrutaba más (me hacia reír) y me daba muestras de cariño con sus dibujos, y comiendo todo lo que le daba, caso contrario al mayor y mucho más a la más pequeña. Un día, muy al principio, cuando iba con ellos a la Iglesia los Domingo, una de pocas que fui, hablaron sobre la adopción y mi pequeño de en medio me dijo que yo era uno de ellos, que ellos me habían adoptado, también cuando vio el celular que traía (que ellos me dieron) me dijo que le iba a decir a su papá que me lo cambiara (no pasó, le dije que no) y aún lo recuerdo mucho, a los tres, cada uno tenía una personalidad hermosa, el mayor con dotes artísticos era el protector de todos (incluso yo me sentí protegida con él), el de en medio era el deportista, siempre queriendo brincar, saltar, jugar con su mejor amigo/vecino/compañero y la más pequeña era la niña más dulce pero con un carácter terrible, pero ella me enseñó mucho de mi familia, peleamos mucho, al menos dos veces me gritó horrible y nunca sabré sí hice lo correcto, antes de contarles primero les tengo que decir que ella era pre diabética (algo así, ahora no sé) y me tenían prohibido darle cierta comida, un día mientras la cuidaba quería tomar alimentos del refrigerador y no la dejé, lloró y lloró, me grito que por qué tenía que ser tan perfecta y no recuerdo como las cosas se tranquilizaron, al final del susto que me dio se terminó comiendo la rebana de queso a escondidas. Y otra pelea fea que tuvimos entre las dos, su madre se iba a trabajar y se me hecho a correr por la puerta delantera, la metí y ella estaba llorando como sí la estuviera lastimando o fuera algo muy grave, la dejé sentada en la escalera y me grito que me odiaba, la ignoré hasta que se cansó. La verdad no sé como me metí en ese lío sin saber tanto de los niños, era jóven y tenía paciencia pero no sé si le hice bien, lo más importante en ese tiempo de crecimiento es dejarles bases para que puedan desarrollarse de una manera sana, lo único que logré hacer fue que incluyeran a su hermana en los juegos, que ella podía también jugar con nosotrxs. No sé si en algún vago recuerdo me tengan, recuerdo platicar con Brennan las mañanas cuando lo llevaba a la escuela, me recordaba a mi madre hable y hable y el otro en silencio, siempre le decía que se divirtiera. ¿Acaso recordará? 

No lo sé, aprendí a quererlos mucho, más conforme pasaba el tiempo... 

Ahora ya han de ser unos adolescentes.

lunes, 15 de febrero de 2021

Memorias de una au pair 7

Ya tiene unos meses de que escribí el último capitulo y me parece que entre entrada 
y entrada tal vez las forma narrativa ha cambiado o muta así como mis recuerdos 
que cada vez son más confusos. 
Mi cuarto con una gran letra A atrás de mi, mi closet, mi cámara matrimonial, y mi 
baño personal eran suficientes para mi, después de un largo viaje tenía la 
expectativa que me iban a invitar a comer o que comeríamos juntos, pero ellos 
ya lo habían hecho sin mi, me toco comer sola cuando yo había leído que casi 
les hacían fiesta, y pues a mi nada, me dieron de comer y descansamos. 
Mi host mom era una mujer muy admirable por su disciplina, tenía mejor cuerpo 
que yo y después de varios años no dudo que aún tenía un cuerpo más cuidado 
qué el mío, ella todos los días se levantaba a hacer ejercicios, ya no recuerdo los 
días exactos, pero un día iba a correr, otro día a nadar, los miércoles eran de 
bicicleta (eso lo recuerdo muy bien), otro iba al gimnasio,  y los fines de semanas 
era bicicleta acompañada o sola. Mi horario iniciaba a las 6:00 am porque ella se 
iba a hacer ejercicio y regresaba cuando los niños estaban listos, yo me quedaba 
con la niña en lo que ella se arreglaba para ir al trabajo, se iba a las 8:00 am 
así que en esas dos horas levantaba a los niños, les daba de desayunar, platicaba 
con ellos y a veces me tocaba llevarlos en carro a su la escuela que estaba a 5 min;
la niña estaba en transición de pre-kinder a kinder así que al principio 
ella no iba a la escuela todos los días, pero si algunos y aquellos días tenía que 
bañarla y llevarla al kinder, creo que eran los días que más disfruté. Después de 
que no había un ser vivo en casa, me tocaba arreglar los cuartos a los niños, 
lavarles las ropa, arreglar la cocina, cuando estaba con la niña me ponía a jugar 
con ella, o hacer actividades, mi host mom me decía prácticamente que hacer 
a donde la tenía que llevar, pero lo que más me gustaba era pasar por ella al 
pre-kinder a pesar de que llorara al verme, la verdad, estar con ella y llevarla al 
parque era muy lindo, pero me costó mucho trabajo, ella era un niña muy especial, 
y algunos días su papá pasaba por ella y nos llevaba a comer comida mexicana.

lunes, 8 de febrero de 2021

Memorias de una au pair 6

Cuando apliqué al programa tenía el cabello muy largo  y antes de irme me lo corté pelona como símbolo de inicio. Mi vida era un caos, lo sabía muy dentro de mi y quería huir de una vez por todas y re acomodar mi vida. El programa de Au pair, tiene un créditos que uno tiene que utilizar en estudios, generalmente lo pago la Host Family, yo ya sabía que quería hacer antes de irme, quería estudiar fotografía.

En la universidad, le comenté a un amigo que de pequeña me gustaba la fotografía, los reyes me trajeron la primera que era para niños (eso creo yo, eran pequeñas,  instantáneas y se podian pegar), después tuve una con la que tomé las fotos de mi graduación, me tomé mi primera selfie y terminó rota en un museo (en el tunel de Ripley). En mi cumple para los 15 años, mi papá me regaló una video cámara con la que grababa (puras tonterías, pero lo hacía) hasta en la prepa que le presté la cámara a una "amiga"y se la robaron (le dije que me diera una igual y me dió una más vieja con cassett distinto). En esa época le tenía mucho miedo a mi papá y guardé todo, lo oculté para que no lo recordara, de verdad tenía mucho miedo. En fin, de nuevo Adriana en último lugar y la historia se repitió en EU.

Mi primer acercamiento lo recuerdo muy bien, pasaron por mi al aeropuerto la Host Family son el papá, me pareció raro, pero a la vez entendible, los papás trabajan, entonces, no quedaba de otra. Así conocí a mis tres hijos, ¿hijos? Si, casi casi, al menos fue para mi un acercamiento hacia la maternidad y no me quedé con muchas ganas a pesar de todo. Ese día Ale, recién había cumplido los 5 años, era una nena muy hermosa y tierna, nos tomamos de la mano casi todo el camino, ella me veía de una manera extraña, al igual que los niños. Brennan y Reece, aquellos dos niños traviesos que me hicieron sentir tantas cosas, tantas risas, enojos. Después de un camino incómodo con preguntas del primer acercamiento, pues llegamos a casa, honestamente pensaba que me iban a hacer una comida como la mayoría cuenta, pero en mi caso no fue así, fue algo super impersonal, ellos ya habían comido; supongo me mostraron el cuarto y yo me sentía soñada. Me dieron un celular, las llaves de la camioneta y de mi cuarto, ¿qué más puede pedir una joven de 25 años?
Estaba muy, pero muy contesta.

lunes, 1 de febrero de 2021

Memorias de una Au pair 5

Al reencontrarme con el blog, también hace unos días leí unos escritos que tengo en un cuaderno. Cabe destacar que llevaba un diario en esos momentos, pero me basaré estrictamente a mi memoria porque tengo 3 cuadernos y son un desastre.
Para continuar con el hilo de la historia no me alargaré tanto en mi tiempo en México a Estados Unidos. En esas fechas me recibí, me dieron mi título y estuve trabajando por 3 meses como becaria; yo ya sabía que me iba a ir pero necesitaba dinero, no me rendí en buscar, seguía buscando y buscando pero cada día que pasaba y me acercaba más a la fecha de Enero 2011 me hacía a la idea que no iba a encontrar. Una tarde noche en mi clase de canto que tomaba con mi Madre y una amiga de la familia, recibí una llamada de donde hice mi servicio social, estaban buscando a alguien temporal por 3 meses, justo lo que necesitaba y me quedaba en México, así que sin pensarlo acepté, era un trabajo completo, me pagaban bien y pude ahorrar para mi viaje.

En mis clases de canto, me obligaron ir al coro de la iglesia, fui a una escuela religiosa desde kinder hasta 3 ero de secundaria, no creía mucho y honestamente una vez llegué muy cruda, me avergüenza decirlo, incluso recuerdo que ese día no encontraba mi brasier, y no fue hasta que fui a ver a una amiga para contarle lo que me había pasado y al estar haciendo ademanes mientras platicaba,  sentí mi brasier desabrochado y muy descolocado. ¿Porqué escribo esto? porque este viaje de estados unidos fue un viaje de autoconomiento y una etapa muy religiosa en mi vida (trataré de no tocar mucho el tema de Dios, pero cabe decir que es importante en esta etapa de mi vida).

Leyendo las antiguas entradas del blog, mi vida no era lo que uno esperaba y yo no era quien quería ser, no sabía ni qué camino tomar,  no sabía ni quien era. Todas las decisiones que había tomado eran por un deseo banal, inocente y basadas en miedo; siempre pensando en la mirada de los demás y menos en la mía. Me ha costado ser honesta conmigo todo el tiempo, complaciendo lo que una mujer debe ser, mientras la verdadera Adriana tenía su propia mirada, aún me cuesta trabajo identificar cuando es mía o la necesidad de complacer a los demás. En fin, esto se puede ver desde mi escritura. ¿En qué estaba pensando? ¿Qué había hecho toda mi vida? ¿Qué esperaba hacer?
Estaba hueca pero no tanto, algo dentro de mi cuerpo; lo recuerdo muy bien; me decía qué no, ese no era mi camino, siempre supe que esa no era yo, qué había algo dentro de mi que quería explotar y fluir como lava. Ya han pasado los años y ya no siento esas ganas de gritar y afirmarme porqué se que voy por el camino, creo que ahora estoy; ahora a pesar de sentir melancolía y tristeza, cuando acierto o veo que a la gente le transmite algo que hago aunque sea solo una persona me confirma, pero más me confirma la manera en la que fluyo conmigo. Aún me hace falta seguir escuchado mi cuerpo y un largo camino que nunca terminará, por eso sigo escribiendo, y queriendo hacer videos y proyectos. Aunque a veces honestamente me pregunto sí todo es producto de mi cabeza y todo se vuelve un tormento, ¿quien soy y que sentido tiene todo esto? A veces quisiera solo despertar de esta pesadilla llamada vida, o regresar a los 8 años y remediar todo, pero no se puede.