lunes, 8 de febrero de 2021

Memorias de una au pair 6

Cuando apliqué al programa tenía el cabello muy largo  y antes de irme me lo corté pelona como símbolo de inicio. Mi vida era un caos, lo sabía muy dentro de mi y quería huir de una vez por todas y re acomodar mi vida. El programa de Au pair, tiene un créditos que uno tiene que utilizar en estudios, generalmente lo pago la Host Family, yo ya sabía que quería hacer antes de irme, quería estudiar fotografía.

En la universidad, le comenté a un amigo que de pequeña me gustaba la fotografía, los reyes me trajeron la primera que era para niños (eso creo yo, eran pequeñas,  instantáneas y se podian pegar), después tuve una con la que tomé las fotos de mi graduación, me tomé mi primera selfie y terminó rota en un museo (en el tunel de Ripley). En mi cumple para los 15 años, mi papá me regaló una video cámara con la que grababa (puras tonterías, pero lo hacía) hasta en la prepa que le presté la cámara a una "amiga"y se la robaron (le dije que me diera una igual y me dió una más vieja con cassett distinto). En esa época le tenía mucho miedo a mi papá y guardé todo, lo oculté para que no lo recordara, de verdad tenía mucho miedo. En fin, de nuevo Adriana en último lugar y la historia se repitió en EU.

Mi primer acercamiento lo recuerdo muy bien, pasaron por mi al aeropuerto la Host Family son el papá, me pareció raro, pero a la vez entendible, los papás trabajan, entonces, no quedaba de otra. Así conocí a mis tres hijos, ¿hijos? Si, casi casi, al menos fue para mi un acercamiento hacia la maternidad y no me quedé con muchas ganas a pesar de todo. Ese día Ale, recién había cumplido los 5 años, era una nena muy hermosa y tierna, nos tomamos de la mano casi todo el camino, ella me veía de una manera extraña, al igual que los niños. Brennan y Reece, aquellos dos niños traviesos que me hicieron sentir tantas cosas, tantas risas, enojos. Después de un camino incómodo con preguntas del primer acercamiento, pues llegamos a casa, honestamente pensaba que me iban a hacer una comida como la mayoría cuenta, pero en mi caso no fue así, fue algo super impersonal, ellos ya habían comido; supongo me mostraron el cuarto y yo me sentía soñada. Me dieron un celular, las llaves de la camioneta y de mi cuarto, ¿qué más puede pedir una joven de 25 años?
Estaba muy, pero muy contesta.

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