domingo, 30 de septiembre de 2018

Poema I

aunque carezca estoica
no me permito más desvelada.

La materia inhospita de mis celúlas
parsimoniosas crispaban por tu ausencia.

Anhelarte conmino mi pronto sepelio en un rauda. 

miércoles, 26 de septiembre de 2018

óbito sosegado

Bajo la noche lúgubre se consumen los blanquillos

uno tras otro.

Comprando mi boleto la expiración de mi existencia

a plazos.

Apaciguando el aniquilamiento de mi pesadumbre

el dolor.

Manía

Helo, presencia gélida
perece en mi subconsciencia
tu ápice bermejo recorrió mi cuerpo
conociendo la cosmogonía en el espasmo.

Una vibra estridente
en las entrañas, la conmoción
de no tenerte en el vaivén de los días
tus recuerdos ciernen el aire lúgubre mi penitencia. 

jueves, 20 de septiembre de 2018

Hastiarme de ti


hastiarme de ti 
hasta olvidarte 

dejar de soñarte,
de pensarte. 

Intentar comprender porque no fui yo 
a quien amaste, 
con quien te quedaste hablando días

Hastiarme de ti 
entender que no fui yo, 
si no la vida quien te lastimó, 
entender el miedo que una vez clamaste 
después de exigirte una respuesta. 
una respuesta a tú indiferencia. 

La distancia aumenta, 
pero mi sentir 
no se rompe, 
le pusiste rostro a la sombra 
de la que estoy enamorada..
de esa ilusión e idealización..

jueves, 13 de septiembre de 2018

Quién soy yo para juzgarte?


Quién soy yo para juzgarte?

vivimos en el encierro y puedo observarte. 

Eres un monstruo insensible

-No es: "qué Pena habernos encontrado en nuestro camino y juntar nuestros cuerpos"
-Sí no: "qué pena que no sientas nada."

deseo que nunca sientas lo que nos has hecho sentir a tus víctimas: 
nos conquistas, endulzas los oídos, nos acaricias como sí fuéramos especiales; 
luego: te apartas, nos ignoras, nos niegas, y nos convertimos en un trofeo arrumbado detrás de las que vienen: 
una tras otra, una tras otra, una tras otra: mexicanas, colombianas, cubas, españolas, griegas, gringas... 
Sin nombre, sin rostro. 

Nos envuelves en tus alas negras, envenenando los labios, hipnotizando corazones.

Qué pena que no sientas nada y que el miedo sea tu sombra. 

Ojalá nunca vivas lo que vivimos nosotras,

de corazón te lo digo. 

Puedo verte a los ojos, puedo verte de lejos,

y los ojos con los que me mirabas eran todo un engaño. 

Ojalá que te vaya bien, y que nunca te invada la tristeza de sentirte objeto. 

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Algo aprenderé de ti, a no ser como tú: 
coleccionista de orgasmos, 
ladrón de sueños románticos 

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En tu soledad y encierro te comprendo pero no justifico tus acciones