El tiempo corre despacio, tan despacio que uno puede acariciar el viento.
El carro se mueve al compas del universo.
Las casas con amplios jardines principales verdes y vivos como en un sueño.
Mi madre maneja hacia el infinito siendo acompañada de mi abuelo y dos pequeñas amigas.
En la ventana me pueden ver recargada admirando ese lugar tan desconocido y llamativo.
Pasamos varias puertas, varias casas.
A lo lejos se ve un objeto de color blanco que baila cono si fuera una fiesta, nos acercamos y veo que es una cabra en los patas, brincaba, bailaba, festejaba. Tenia unos cuernos enormes, pesuñas obscuras. y ojos de fuego.
En un cerrar y abrir de ojos lo vi de lado de mi ventana.
En un respiro y otro estaba sosteniendo mis piernas.
El auto no se detenía, y la cabra jalaba mas fuerte.
Todos en el carro traban de sujetarme pero al parecer la fuerza sobrenatural del animal estaba llevándome al abismo con su alma, pero mi abuelo pudo con un jalón meterme al auto, cerrar la puerta.
Yo desperté.
Desperté de la pesadilla
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