jueves, 22 de enero de 2015

Oyendo voces

Palabras corren por mi cabeza que quisiera plasmarlas, pero van a una velocidad que mis manos sólo pueden capturar sólo unas cuantas palabras, quisiera escribir cada una de ellas para dejar de testigo las voces que escucho, tanto que, comienza a dolerme la cabeza por querer concentrarme en escribirlas pero al final no logro concretar una sola idea.

Oigo voces que me dicen que no hago las cosas bien; esas voces me tienen harta; no soporto escucharlas diciendo que no soy una persona normal y funcional, esas mismas voces de repente me dicen que las cosas las haré bien pero, al hacerlas no siento haberlas hecho como esperaba, oigo risas de personas y comienzan a hablarme las voces diciéndome que se ríen de mí por lo mal que lo he hecho, ya han sido tantas veces que siento que son parte de mi ser. Por otra parte, también he escuchado otro tipo de voces, un poco positivas y alentadoras, pero son las palabras más dolorosas, son el tipo de voces que me dicen que todo va a salir bien y en mi mente comienza otra lluvia de ideas, una lluvia de ilusiones en las que creo un escenario en donde salgo con la frente en alto, las personas me respetan, que al menos no he dicho algo mal, roto o perjudicado algo, pero después de hacer las cosas, terminan siendo un fracaso, comienzan las risas y las miradas a mi persona, comienzo a hacerme pequeña, pequeña y más pequeña hasta el punto de querer desaparecer o subirme a una máquina del tiempo para volverlo a hacer.

Tengo un sueño en el que un día me levantaré de la cama y seré otra persona, una que hace las cosas bien, que al hablar las personas tomen en cuenta sus palabras y que no se rían, pero lo que más sueño de todo es poder eliminar esas voces que me tienen atada en un sótano peor que una prisionera de guerra.

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