Maldita voz que recurres en la noche,
ya sé que no soy buena.
Sé que a nadie le gusta mi trabajo,
pero me aferro a ellos con miedo.
Aunque.
Defiendo mis creaciones,
tal como una madre que odia a sus hijos.
Odio lo que sale de mi pluma
porque a nadie le gusta.
Pero.
No puedo dejar de hacerlo.
O vivo desahogada
O muero recordando
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