lunes, 18 de enero de 2021

memorias de una au pair 3

En la transición de ser adolescente a adulta, uno tiene que tomar decisiones muy importantes en la vida, que me tomé muy a la ligera, recuerdo en la primaria tener amigas que tenían muy claro lo que querían hacer, yo sinceramente algo que saliera del corazón, no; esas ansias por algo, no; tal vez las fotos; tal vez escribir; tal vez los poemas; pero así también jugar, el cine, la tele, pero algo que siempre quise es ser bonita y tener novio, en la prepa lo tuve, vivimos la transición a la universidad juntos y separados, al final estuvimos juntos, casi la mitad de la prepa, casi la mitad de la universidad, no me preocupaba mucho la vida, terminaría la carrera, nos iríamos vivir juntos, tendríamos un perro, yo lo amaba como nadie en la vida, no me imaginaba con nadie más en mi vida él era el indicado, pero las cosas no resultaron como esperaba y la relación terminó, fue un mutuo acuerdo, mis sueños y la vida se habían desvanecido de un día para otro, no lograba reconocerme en el espejo, no sabía quien era la mujer frente al espejo que tenía los ojos hinchados de llorar toda la noche.
sabía que nadie más en el mundo me iba amar, sabía que después de él, no había nadie para mi, que mi vida estaba acabada, y así pasé unos años en celibato 100% estaba cerrarada ante cualquier posibilidad, pero ese es otro cuento.
Mientras estuve 2 años en la escuela de finanzas sin nunca estar enterada a cuanto estaba el dólar, ni nada relacionado a la carrera, ni a contabilidad, no me interesaba, hacía lo que tenía que hacer, era bastante sencillo, entrar a clases a hora, poner atención, entregar tareas, pero aprender aprender, no lo hice, era como un pequeño robot (sí me pongo a pensar ahora que estoy en el call center es casi lo mismo), sin embargo me había renacido las ganas de tomar fotografías, un amigo me regaló una cámara olympia, salí con un chico en la universidad, platicábamos de libros, de películas, pero nunca fuimos novios a pesar de llevarme a un día de picnic y comer sandwiches veganos, al parecer yo estaba enamorada de mi exnovio, no sé, las cosas no funcionaron, y seguía en la universidad tratando de sobrevivir de nuevo, de pasar las materias a pesar de no gustarme y de entender las cosas, nunca fui tan inteligente como siempre quise aparentar.
La vida se me fue completamente de mis manos, la vida terminó siendo algo más grande de lo que esperaba, pasaron los años y era una tarde cualquiera, sentada en las escalera afuera de la escuela como vagabunda esperando a que pasara el tiempo junto con una compañera, ese día tenía una junta, recuerdo estar platicando que quería irme del país, irme lejos, vender tortillas en el extranjero era una idea que tenía, irme a españa, irme a otro lugar, lejos de aquí donde todo estaba fuera de mis manos, mis sueños, mi vida; al parecer ella tampoco sabía que hacer con su vida, una amiga la había invitado a tomar un café con la intensión de venderle un programa en el extranjero.
La acompañé, me pareció que era una muy buena idea, completamente lo que necesitaba ya que era demasiado tarde para preguntar por los intercambios en la escuela, creo que un día pregunté, pero como siempre, los trabajadores son unos amargados que en lugar de contagiarte las ganas sólo te hacen dudar sí vale la pena. 

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