Hay ciertas ocasiones en las que me siento en el piso o en una banca y comienzo a debrayar con preguntas como: cuántas personas no han pasado por ahí, de qué tanto las paredes han sido testigo, de qué secretos han absorbido como las ranuras la húmeda en Julio, cuántas quedan por pasar, qué inoportuna es mi presencia en un lugar/pared, fría, ¿cuánto le queda de vida a aquella pieza antes de ser devorada por la naturaleza?
Una institución; más de nombre que de paredes; es la famosa "Escuela Bancaria y Comercial" que nace del Banco de México, organismo de suma importancia del país, por el cual han pasado funcionarios públicos y privados de todo el país, qué de empezar en clases en el mismo banco de méxico, hoy cuentan con 11 sedes en toda la república mexicana, con varios egresados con suma presencia laboral e historias de todo tipo, así como la mía, que por alguna razón del destino terminé dentro de esas cuatro paredes compartiendo escritorio con algún compañero. Acotando la información de la Bancaria, me refería a famosa, porque al parecer algunos la conocían antes de entrar a la preparatoria, yo sinceramente desconocía aquella institución hasta los 18 años y fue porque comenzaron a construir a lado de la preparatoria, ¿qué increíble abrir una escuela a lado de una preparatoria para que los jóvenes sólo se cambien de edificio y sigan con su crecimiento educativo para después trabajar en una gran empresa ubicada en zonas de negocios llenas de edificios con cristales que te seducen para ingresar con un traje Armani (la única marca que conozco), en tu carro BMV?
Recuerdo caminar por la preparatoria con mis dos amigas de ese tiempo; sin sueños, ni metas claras; algunos días me sentía punk, otros una niña bonita, tenía novios, amigos, conocía gente, a veces las saludaba, a veces las evitaba, las personas me hablaba y nunca sabía que decir, no me interesaba mucho la escuela, nunca sentí una guía, tal vez la clase de orientación en quinto, recuerdo me salía en los tests el área de matemáticas y sociales.... pero yo quería ser diseñadora de imagen. En 6to de prepa no quedé en ninguna de las dos, me fui al termino medio, dentro de mi quería el área 1, pero estaba el chico que me gustaba y en el otro salón mi novio; me daba miedo; era buena para matemáticas pero no tan buena, entonces me quedé en área 3 para estar con mis amigas, matemáticas pero no tantas y no tan hippie para no leer tanto. Entre ese caminar entre las canchas de basquet ball, sentada en las bancas o por algún lugar sentada en la pasto tomando el sol con excompañeras en sexto de prepa me nació la idea de ser piloto, había viajado en avión a Estados Unidos por primera vez en mi vida, aún recuerdo estar con mi vecina Minerva caminando por ese angosto pasillo hasta llegar a la puerta del enorme transporte donde estaba una mujer recibiéndonos con una enorme sonrisa, la vi de pies a cabeza, su uniforme era azul, ahora que lo escribo y analizo igual y era la azafata, pero en su momento la vi y pensé que era la piloto, ahí mismo supe que quería ser como ella; era perfecto: viajar, bonita, volar, sofisticado; era perfecto, pero mi padre no quiso, en ese tiempo era una carrera muy cara, al parecer aún lo es, pero mientras a mi se me rompían los sueños como: volar, traiciones, corazones rotos; del otro lado de esa selva de hormonas, confusióny apariencias, construían una sede de la EBC, yo vi como se construyó la escuela mientras me escondía de la clase de deportes, jamás me imagié que iba a terminar ahí, jamás.
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