lunes, 2 de septiembre de 2019

Amor esporádico Parte 10

Para estos días ya había llegado a la conclusión que
nosotros éramos el uno para el otro, yo le había
gustado, lo había soñado, la había pasado increíble
esas noches.
¿Qué había hecho mal?
El dejó de saludarme, creo que una vez nos
saludamos coquetos, pero el estaba ocupado, su mano
se extendió sin dejar de tocarme hasta irse, ¿eso es normal?
No sé, pero decidí ignorarlo, también ya estaba enojada,
molesta porque no pasaba nada, yo lo esperaba en mi cuarto,
y nada.
Un día entre semana estaba con todas esas emociones a flor
de piel por el alcohol, que me agarré de valor y lo quise
buscar, pero al final no quise hacerlo, estaba muy borracha,
me fui de camino a mi cuarto, pero tomé valor de nuevo
y regresé a buscarlo, me interceptó un profesor,
me vio muy borracha, me llevó a su cuarto, y me besó,
y entendí lo que quería, y huí al cuarto del muchacho de piel
tersa; espantada, le toqué y estaba dormido, le conté la historia,
me abrazó, y nos quedamos en su cama en ropa interior,
yo estaba muy feliz, pero enojada al mismo tiempo y muy
borracha que le reclamé el por qué no me buscaba, su respuesta
fue: "miedo", no pude pelear más, sinceramente, me quedé
callada, no supe que decirle, sí, yo también tenía miedo,
¡pero él nunca lo sintió, hubiera hecho algo por mi y
no hizo nada!
Entre bronca y bronca le recriminé, le dije que no podía
cogerme y dejarme de hablar como si nada, que no era un
hoyo y ya, le pedí que me besara, pero no lo hizo con
excusa de mi aliento alcohólico, y si, era mucho.
Me quedé hipnotizada en su calor y de la nada desperté,
"ya me voy" a lo que me contestó "¿y el profesor?" y
me volví a acurrucar en su cuerpo, despertamos juntos una
bella y tercera vez, inolvidable, y como era un día entre clases,
me fui temprano para irme a bañar y desayunar,
yo estaba muy cruda y con pena, llegué a mi cuarto, me bañé,
y me encontré con una mejor amiga que llegó un mes después
que nosotros y le conté mientras íbamos de camino al
primer alimento, entramos y lo primero que vi fue la gran sonrisa
de aquel guardián de la noche, pero estaba tan apenada de
buscarlo tan borracha y reclamarle qué lo ignoré, pensé que
la sonrisa que se dibujaba en su cara era de burla, nunca sabré,
tal vez sí.
Esta historia aún no termina, pero ya va a la mitad y la
tortura ya comenzó, ya estaba ahí latente.
Un fin de semana fui con una amiga a un pueblo cercano,
y me recomendó comprarle un chocolate, lo hice,
pero cuando llegamos a nuestros cuartos, ya me había
comido la mitad y estaba desfigurado por el calor, aún así
me atreví a darselo, no me senté con él, sólo me acerqué,
se lo di y no más, pero él se mostró muy indiferente,
ya no recuerdo temporalmente en que parte de las noches
pasó este suceso, pero pasó y me lastimó.


No hay comentarios.: