viernes, 8 de marzo de 2019

Día de la mujer

Me parece que también una forma de luchar es amándonos a
nosotras mismas cada vez que nos vemos en el espejo al
despertar y aceptarnos tal cual somos. Personalmente, yo he
luchado 30 años por aceptarme, amarme, entenderme mujer,
descubrirme, aún es difícil creer en mi misma en todos los
aspectos de mi vida: emocional, sexual, económico y mental.

Una lucha constante con mi familia, el mundo y conmigo misma.
De niña llegué a pensar que hubiera preferido ser hombre,
de adolescente llegué a pensar que ser bonita era lo máximo
de una mujer, de joven adulta llegué a pensar que un hombre
me iba a salvar y cambiar mi vida.

En cada momento de mi existencia por alguna razón terminé
cuestionado esas premisas y cambiando mi vida.
De niña me esforcé por ser mejor que mi hermano mayor, y
más grande me di cuenta que perdí mi verdadera identidad.
De adolescente no entendía por qué no era bonita como los demás,
más grande me doy cuenta que soy bonita a mi manera.
De joven adulta quería casarme y tener hijos, pero nadie aparecía,
y después de tanto dolor dejé de creer en el amor.
De adulta he tratado de ordenar todo el rompecabezas de mi vida,
reconstruyéndome como mujer, y el primer paso es aprender
a amarme a mi misma de fuera y por dentro, por que no soy sólo
carne, también soy historia y de muchas con malas decisiones.

Dentro de esa reconstrucción, de esa búsqueda, de amarme a mi
misma, es perdonarme por todo el daño que me he hecho,
permitiendo que me humillen, que se burlen de mi, y sobre
todo no respetando mi cuerpo, mis pensamientos y mi alma.

Hoy entiendo que muchas razones por las que no he sido yo
misma, es por no aceptarme Adriana.

Por lo que invito a las mujeres que se han perdido, conocer el
camino para cambiar de vida y es amándose en todos los
aspectos de su vida, así lograremos muchas cosas; yo estoy
segura que todas las mujeres que han luchado por la igualdad
y que nos han defendido de la injusticia y qué lograron ser las
primeras en la historia, son mujeres que creyeron en si mismas y
que la identidad de ser mujer no lo vieron como un impedimento
para sus sueños, sino que lucharon contra todo para lograr
sus metas.

También están las heroínas sin nombre que sabían el valor que
tenían y no se dejaron doblegar ante la venta de su vida, escapando,
luchando, marchando, todas ellas son heroínas que nos abren el
camino.
Para las que no somos activistas, sólo nos queda
respetar a todas las mujeres, apoyar a las cercanas que tiene problemas,
hablar sobre igualdad, y sobre todo, mostrar que no necesitamos
de un hombre para ser mejores, ni un título, ni ganar millones,
ni ser una influencer, ni la mejor ama de casa, ni la mejor
trabajadora, ni ser madres, ni ser virgen, ni ser bella, ni ser alta,
ni ser delgada, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser,
ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni ser, ni
ser, ni ser, ni ser,  ni ser... lo que nos da valor como mujer.

Nosotras valemos por el simple hecho de ser persona.



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