domingo, 14 de febrero de 2016

Día del amor y la amistad

Cada llegada del mes de Febrero me llegaba la angustia.
¿Mi Romeo, llegará con un ramo de rosas?
¿Ese compañero que tanto me molesta, me declarará su amor?
¿Acaso me llegará un detalle de parte de un admirador secreto?
En la Kermés de la escuela, ¿Por fin alguien se casaría conmigo?

Y así todos los años llegaba emocionada a la escuela,
todos con enormes globos y regalos desbordándose por sus brazos.
Chicas recibiendo serenatas y regalos.

Cuando entraban los mensajeros ansiaba que dijeran mi nombre.
Siempre se iban sin mencionarme.
Salía corriendo atrás de ellos para decirles que revisaran una vez más,
tal vez se había quedado mi regalo entre otros más
o tal vez..
Mi enamorado no sabía bien en que salón iba yo.

Pero nunca había nada para mi.
Así pasaron los años..
Año tras año.

Ingenuamente seguía esperando cada 14 de Febrero una carta,
un indicio, un regalo.
Aún sigo esperando ese amor fantástico, de cuento,
de película, romántico.

Seguiré esperando sola...
Tal vez me invente a alguien y me regalaré a mi misma.
¿Quién puede amarme más de lo que yo me amo?
Tal vez esa persona no existe.
Sólo en mi imaginación.

Tendré que resignarme a un amor carnal y pasional.
A qué me aferre con mis dientes a su piel.
A amarlo por quien es y no por lo que espero que sea.
A qué me duela hasta el respiro de su aliento.



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