martes, 24 de febrero de 2015

¿Historia, anéctoda o chiste?

El pueblo se vistió de gala para un día especial como hoy, la boda de Mariana con el chico foraneo que ayudó al pueblo; es hoy, todo esta listo, la boda iniciaría a las 8:00 am pero ya han pasado las 9:00 am y 10:00 am y no se ha presentado el novio. Ella está decepcionada esperando en el carro junto a su madre quién le da el apoyo incondicional a la pareja de su hija por sólo conveniencia, apun sin importar el trato que el futuro esposo le de a Mariana. La gente se puede observar por todos lados opinando sobre la desgracia que está pasando una mujer tan joven, tan guapa y tan digna; se escuchan rumores:

- ¿Cómo se atreve a hacerle tal desplante?
- ¿Seguro le entregó todo antes del matrimonio?
- ¡Pobre!, el joven se arrepintió de casarse con una pueblerina.

Mariana trató de hacer caso omiso a los rumores y a pesar de su esfuerzo, trataba de pensar la forma de irse... escaparse sí él no llegaba porque no podría vivir en el pueblo con una carga tan grande como la suya, llena de pena y deshonra, y todo por culpa del prometido por haberla plantado.
Nadie en el pueblo, ni de los lugares aledaños sabe que ha pasado con aquel hombre, sólo creen haberlo visto con otra mujer, otros tomando el autobús directo al centro, otros seguran verlo ahogado en alcohol en el único bar del pueblo, pero nadie está seguro.
La novia entre más pasa el tiempo y escuchando las distintas versiones, comienza a deprimirse y toma una flor que iba como adorno en el vestido y comienza a destrozarla. Mariana ha perdido la fe de cualquier Milagro.
En el último momento a los lejos, se ve una hilera de niños caminando al son de música prehispánica, todos en línea como querubines resguardando a un ser divino, pero en lugar de un dios, se ve a un hombre vestido con la vestimenta tradicional, danzando por las calles de alegría por su boda, la gente a los lejos comienza a hablar de nuevo diciendo: 

-¡Claro! si se tardó por arreglar a los niños
-¡Ya decía yo que un hombre de ciudad no podría defraudar de esa manera!
-¡Ésta mujer no agunta nada!

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