lunes, 8 de julio de 2019

Amor esporádico Parte 1

He evadido escribir esta historia en este blog, y no es
por miedo a que llegue a su computador; qué mentira
me digo; sino por el hecho de que no quiero enfrentarme
de nuevo a este dolor a pesar de que su recuerdo me
visita de vez en cuando en mis sueños o en un flash de la
nada que me saca del presente por un segundo y todo
vuelve a renacer de la memoria.
He de confesar que lo he escrito en mi diario personal y
en un par de poemas en este blog para sacar todo lo que
me genera dentro, pero por más que escribo y grito,
se queda en la cordillera de mis labios, no deja de quemar
y arder lo innombrable por razones que no entiendo aún,
no es amor, ni es obsesión;

¡qué alguien me explique!

No sé sí alguien me vaya a creer porque pasa el tiempo
y hasta yo comienzo a dudarlo.
Tal vez esto lo escribo para que alguien por ahi me pueda
comprender, por que por más que lo cuento no hay nadie
que me entienda por completo hasta creerme loca.
Ya no sé por donde buscar más respuestas, ni ensordecer a
mi locura.

Todo inició en Enero del año pasado cuando llegué a mi
isla; mi utopía; a un tipo hogar donde fui yo más que nunca,
donde llegué con la maleta de ilusiones y muchas ganas de
aprender y hacer un gran proyecto final para mi carrera,
yo estaba tan consciente que en 6 meses nadie se podía enamorar,
incluso no estaba en mis planes, sólo quería ver cine, saber
de cine, ver, ver y ver cine y grabar, grabar y nada más.
Mi primera semana fue maravillosa a pesar de un fin de semana
de realidades frías. Ver películas, escribir, grabar, ir a clases,
levantarme temprano para desayunar gratis porque fui muy
corta de dinero, no podía gastarme el dinero para algo que
venía en el paquete, no como los cigarros y cervezas que uno
tenía que costearse.
Aunque la primera semana no fumé ni bebí, tal cual era el plan:
no dejarme distraer por nada en el mundo porque era mi única
oportunidad para crecer como cineasta.  Todo como lo concebía
cambió poco a poco, a pesar de aferrarme al cine, comencé a
ver rostros agradables, unos más que otros y fue un día después
del desayuno cuando me senté en una mesa y alguien se sentó
ahí, no más, sin decir nada, me pareció hermoso, pero fuera de si
no veía mas nadie, sólo clases, comedor, películas, comedor,
cuarto, lectura, dormir.
En las primeras semanas y casi todo el tiempo fue así mi rutina,
un par de veces perdí el desayuno o la película de la noche.
Entre un venir y venir de gente, cine y comida, mi vecina de cuarto
se convirtió; a pesar de ser mi compañera; en mi mejor amiga
- lo es ahora a pesar de la distancia-, platicamos horas de la vida,
del amor, de la soledad, historia, cine, se nos iba el tiempo,
y de confesión en confesión le comenté del chico que me
llamó la atención esa mañana cualquiera.
Un fin de semana después clases, cursos, cine, conocer gente,
estudiar, filmar y hacer tareas, mi amiga me invitó una noche
por una cerveza, después de hacerme la difícil, acepté y sólo
quería ver aquel chico misterioso que andaba sólo con un libro,
y lo vi a lo lejos bailando, mientras lo veía, un chico alto vestido
con una playera caqui con rayas blancas y unas bermudas
bien combinadas se me acercó, me preguntó mi nombre,
el tiempo que estaría, y me invitó una cerveza. En mi mente,
que a veces puede ser muy estúpida, pensé que era un mara por
como estaba vestido, a pesar de estar combinado, sus ropas
eran holgadas y lo hacían parecer cholo a  mis asociaciones
estúpidas. Si, he de confesar que pasó todo eso en mi cabeza
mientras bailábamos desfasados por un escalón para estar a la
altura. Me invitó una cerveza, seguimos bailando, su mirada
intensa no se me borra de mis ojos, pero sobre todo lo que le
dije: "Me gusta tu amigo". Sinceramente, pensé que me iba a
besar, unos meses antes me había pasado algo similar y el amigo
de un amigo me ligó, yo le dije la verdad y no le importó;
pensé que a él tampoco, pero se molesto tanto, le dije que
no tenía porque dejar de bailar conmigo y me reí. Me fui a bailar
con aquel joven misterioso que bailaba con una hermosa chica
de cabello afro, su novia. Bebí y bailé hasta tarde que conocí a
un chico que no recuerdo ni su nombre, pero si todo lo que le
dije, que conmigo no iba a lograr lo que tenía en mente,
pero que podíamos pasar un buen rato y así fue, platicamos
durante la noche a pesar de ser grosera y fría.


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