Te escribo a cientos de kilómetros de distancia.
Las Palabras brotan de bajo de la noche
mientras el tuyo el sol te resguarda;
y aún así,
tan cercanos a un Segundo de ondas.
¡Ah, al fin no importa el remitente!
Cualquier distancia no es tan grande
como mi historia y la tuya
y que ambas a la verdad.
Aún con la incertidumbre de sí recibirás las palabras,
o sí terminarás de leerlo;
aún con seguir alejándote
hago el atrevimiento una vez más
de despertarte bajo tu tranquilidad.
Dos meses de no verte a los ojos,
más de no intimar nuestros cuerpos
intoxicados por dulce veneno,
la emoción del momento.
¡Hasta el arrepentimiento vuestro!
Disculparme,
no debo,
No hay razón que valga,
ni palabras que lo sostengan,
aunque ansío hacerte saber
el anagnórisis del misterio de conocerte.
Palabras y más palabras,
tantas que te clamé entre borracheras,
en silencio,
en miradas.
Quizás sean la razón de tu amnesia,
yo lo recuerdo,
una noche de parto,
dolorosa,
pero necesaria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario