Traigo
cargando un fantasma que me pesa más que mi cuerpo,
lo siento en mis hombros al
caminar y sobre mi cuando me duermo, siento su respiración en mi nuca y se me
pone la piel de gallina.
Su silencio y su identidad fantasmal me envuelve en un
nada.
La vida se vuelve vacía.
No
escucho las voces de las personas,
encerrada en un mundo enfermo,
quiero estar
en un estado crítico.
No escucho nada, no quiero.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario