Hoy me he percatado que te quiero, que mi muerte no fue coincidencia, sino consecuencia de no sentirme cuerpo. Porque estaba lejos y podría haberme aventado a las vías del tren, pero el amor de mi madre y el propio fue más grande. Proque me conozco, porque el sanar requiere tirarme a sentir y para mí el sentir a veces puede ser demasiado. Ahora mismo no sé si el corazón duele de tristeza o de oxidado.
Mi muerte, fue suicidio emocional. Tenía que levantarme para sobrevivir. Meses en ese Estado. A penas estoy tocando el piso firme para poder sanarte. Porque te quiero y tú a mí, cómo lo demostraste, no me tienes ni lástima.
No sé qué más duele,
Los sueños son cumplir, mis ganas de estar contigo tu silencio, tu ausencia o tu indiferencia.
Cuando siento que te fuiste, regresas en un suspiro de la nada para inundarme mis ojos y corazón de tristeza.
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