jueves, 19 de noviembre de 2015

Hace mucho tiempo...

Hace mucho tiempo, llegó la familia Ruíz a la ciudad. El Señor Ruiz era comerciante y su bella esposa de dedicaba a cuidar a sus dos hijos. Su casa estaba en el centro del pueblo y vivían en el mismo lugar en donde estaba su negocio de telas.
El señor Ruíz adoraba a su familia, se desvivía por ello. Generalmente se la pasaba buscando mejores oportunidades para comerciar sus telas y proveer una mejor calidad de vida a su familia.
Una día por la tarde, salió el el Señor Ruiz a hacer una entrega junto a su sirviente, así que la esposa se quedó a cargo del establecimiento. Al momento de salir el esposo, entró el pintor Gutierrez, famoso por sus escandalosos amoríos.
Al entrar Gutierrez, se quedó intrigado por la mirada de aquella mujer foránea, él sabía que era nueva en el pueblo y que estaba casada, pero nada de eso detendría a aquel viejo lobo.
La mujer estaba cansada de salir tanto de viaje y tener que mudarse de lugar a otro. Entonces, se concentro en los quehaceres del hogar. Ella amaba a su esposo, pero estaba conforme al hogar al que había creado, a pesar de que su esposo ya no le satisfacía en ningún aspecto y sólo le sentía asco y repulsión.
El pintor Gutierrez comenzó a hacer visitas mas frecuentes con el pretexto de comprar telas para sus obras. La mujer sin pensarlo, se percató que el cliente no tenía feos los dientes y con el paso del tiempo, ese tipo de pensamientos recurrían en la noche antes de dormir.
Pasó cierto tiempo, para que el pintor pidiera permiso al Señor Ruiz de pintar a su mujer. Al ser cliente frecuente, el comerciante aceptó como elogio que el pintor hiciera esa clase de invitación.
El día que concertaron la cira, el pintor, la llevó a caballo a las montañas, donde se ve a lo lejos el mar. La sentó en una roca y le pidió que lo viera a los ojos. Mientras la pintaba, pudo capturar la tristeza, conformismo y monotonía de aquella mujer. Fueron momentos inigualables, ya que cada pincelada sobre el óleo era una caricia del pintor a la piel de aquella mujer.
El Señor Gutierrez estaba emocionada de cambiarle la vida a aquella mujer, cambiarle el destino establecido por las normas de la vida. Todo estaba apunto de ocurrir.
Terminó el cuadro y la señora Ruiz estaba exhausta de tanta quedarse en una sola posición, se río del pintor por tener manchas, se las limpió, en ese justo momento el pintor vio lo mas profundo de su alma. En ese instante el pintor se dio cuenta que aquella mujer jamás sedería a sus encantos.
En ese momento se alejo se ella, pero el retrato lo guardó como tesoro, sabía que aquella mujer la pudo tener entre sus brazos, pero la fidelidad a su familia fue mas fuerte que cualquier tentación.


PD:
Sí tiene algún parecido a Madamme Bovary, les confieso que lo acabo de leer y al hacer un ejercicio de un cuadro, me vino a la mente está historia.

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