Qué gran error el materializar mi sueño incompleto.
Al menos en el sueño regresabas, me querías de verdad, deseabas que volviera a ocurrir y sólo me despertaba. Te veía, te sentía cerca estando a dos pasos, te extrañaba, te deseaba dulces sueños en mis rezos de noche entre susurros.
Qué gran castigo divino, que viví, propia, piel a piel.
Qué gran castigo volver a abrazarte sabiendo que te mueres, qué no te toque.
Tanto sacrificio, esfuerzo acercarme a ti, a que me tomaras enserio.
Bendita-Maldita noche, en donde todo cambió.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario