sábado, 11 de marzo de 2017

Había una vez...

En las calles vestidas de piedra antigua que han guardado las huellas por donde pisé; el tiempo, el aire, el moho carcomen el espíritu de mis pasos. Se han llevado poco a poco los recuerdos, las bienaventuradas promesas que dejaron una grieta en el corazón, en el orgullo. Pero que ni el espacio, ni las lágrimas han podido curar, están marcados por la eternidad, pero perdonados, ahora los veo y tengo buenos recuerdos qué en determinados momentos ansié por desaparecer, por quitarme un pedazo de mi alma para arroparlos y mandarlos por correo al carajo, pero no fue posible.
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