lunes, 15 de junio de 2015

Ayotzinapa

Este fin de semana fui testigo del lugar más caótico y temible del México Actual, y no gastaré palabras para justificar a los normalistas o para culpar al gobierno, porque tengo la esperanza de que, cómo buenos ciudadanos nos hemos informado y que hemos hecho consciencia de los hechos por todos los movimientos nacionales e internacionales que han surgido después del genocidio.
Todo comenzó cuando conocí a una excelente persona que dirigió un documental sobre este crimen y que me invitó a ir a la escuela rural de Ayotzinapa donde dormí, comí y me transporte tal y cómo lo hacen los estudiantes. Fue una experiencia increíble en donde pude admirar a los hijos de campesinos que merecen toda admiración y sobre todo de las personas mexicanas. La gente juzga a esta escuela por ser un semillero de guerrilleros, y tomaré el riesgo aquí de aceptar en mi blog, sin miedo, que sí lo es, y lo es porque lo viví, porque los conocí, porque recorrí sus cuartos, el pasillo en donde viven, te puedo decir y declarar que son hombres, hombres de bien que por lo menos lavan sus ropas, son responsables de si mismos, leen dos libros a la semana, son estudiosos, cultivan sus alimentos, tienen ganas de estudiar, y se preparan para su país, para su gente, por eso son lo que son, por eso el gobierno les tiene miedo, porque se preparan y saben que nada los detendrá y menos callará. Ellos conocen la pobreza y la injusticia, el amor a su país y a su gente. Ellos no conocen el miedo, porque es más grande su coraje por la injusticia que el temor.  
No dejemos a nuestra gente, a nuestro pueblo, luchemos como ellos, sin miedo, seamos valientes, amemos a nuestro país, odiemos la injusticia, amemos a nuestros normalistas rurales, recordemos a los 43 caídos víctimas de la injusticia, porque estando desarmados el gobierno se los arrancó de las manos a sus madres de manera forzada.
La muerte de estos jóvenes no puede ser olvidado, tal vez para el gobierno será un problema que intentarán borrar de nuestra historia, pero nosotros debemos recordarlos siempre. Esto es un ejemplo de lucha de no callarse. 
De verdad no saben lo que siento, estoy tan orgullosa de los normalistas y tan arrepentida por si alguna vez fui despectiva con alguna persona campesina en algún momento de mi vida, no sabía su fortuna, tal vez su fortuna material es escasa, pero su fortuna interior es más rica que de cualquier millonario.
Son jóvenes admirables, apoyemos a esta gente que tienes ganas de estudiar, de ayudar a su gente, de prepararse. ¿Cómo apoyarlos? Haciendo nuestro trabajo, respetando a los campesinos, luchando contra el gobierno, castigar la injusticia. 
Lo de los normalistas sólo es el inicio de una revolución pacífica si todos como ciudadanos mexicanos despertamos, sólo así valdrá la pena la muerte de estos valientes estudiantes, más no sólo quedarán en un texto de historia sino es que el gobierno  lo niega. 

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